jueves, 17 de marzo de 2011

Sugieren el uso de ADN como Técnica para conservar la Biodiversidad

De organismos vivientes  

EL INSTITUTO Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) organizó simposio internacional sobre el tema.


Ese conjunto de líneas negras de idéntico tamaño y diferente grosor, colocadas en los empaques o las etiquetas de la mayoría de los productos comerciales, ya tiene su contraparte científica: el código de barras del ácido desoxirribonucleico (ADN)

Utilizando información molecular de una región estándar del gen citocromo oxidasa (COI) o de muestras de ADN libres en el ambiente, el código de barras del ADN se perfila como un método simplificado para la identificación de organismos vivientes. Esta tecnología es bastante joven (de hace diez años aproximadamente), pero su potencialidad como soporte de las investigaciones dirigidas a la conservación de la biodiversidad global es extraordinaria. El proceso comienza con la captura de ejemplares vivos (como animales, plantas, hongos o microorganismos) y continúa con la toma de un fragmento de tejido (un cabello o una hoja) al cual se le extrae una sección de su ADN.

“La idea es leer las secuencias del ADN que están en esa pequeña muestra de tejido para decir que, finalmente, eres un ser humano y no un chimpancé o una lagartija. Mi interés siempre ha sido la biodiversidad, entonces he buscado enfoques genéticos vinculados a la identificación individual de muchas especies”. Así lo afirmó Paul Hebert, miembro de la Universidad de Guelph, de Canadá, y director científico del Proyecto Internacional del Código de Barras de la Vida (iBol), durante el Simposio Internacional Herramientas moleculares para el estudio de la biodiversidad, organizado recientemente por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) para actualizar al público de esta especialidad y discutir sobre el uso de nuevas aplicaciones tecnológicas para proteger los recursos biológicos del país.

El ADN empleado por el equipo técnico dirigido por Hebert en sus estudios, proviene directamente del tejido de las mismas especies que se desean identificar; en cambio, el ADN usado en las investigaciones a cargo de Christian Brochmann, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo, Noruega, tiene un origen distinto. “Lo puedes llamar código de barras ambiental. Se trata de tomar muestras del entorno, es decir, suelo, agua, aire o heces. Allí tienes el ADN de muchas especies que se vinculan entre sí y te dan información sobre el medio ambiente. No son enfoques que compiten sino que se complementan”, explicó Brochmann.

Urge actuar

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), más de 17.291 especies de las 47.677 examinadas hasta la fecha están amenazadas de extinción; 79 de los 5.490 mamíferos conocidos están extintos del todo o en estado silvestre y casi mil están a punto de desaparecer; 70% de los arrecifes coralinos están amenazados o destruidos; y 1.895 de los 6.285 anfibios se encuentran en peligro de extinción, siendo el grupo más amenazado en el planeta (www.uicn.org/es).

De hecho, la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció que la meta acordada en 2002 por los gobiernos del mundo de reducir significativamente la pérdida de biodiversidad para el 2010 no se ha cumplido. Al contrario, la tasa de reducción de la variedad de seres vivos se ha mantenido y en algunos casos se ha incrementado, de acuerdo con la Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad 3, publicada el año pasado por la Secretaría Ejecutiva del Convenio sobre la Diversidad Biológica, suscrito en 1992 y del cual Venezuela es signatario. El cambio de hábitat, la explotación descontrolada, la contaminación, la invasión de especies exóticas y el cambio climático siguen siendo los principales responsables de esa situación que, según el documento, arriesga tres de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: la seguridad alimentaria, la erradicación de la pobreza y la salud de la población.

Brochmann opina que el código de barras del ADN “nos permitirá evaluar y hacer seguimiento a la biodiversidad de manera más eficiente; incluso, se pueden detectar las especies raras, por ejemplo, los animales activos solo en las noches, usando las heces de esos animales y analizando lo que comen”. Hebert, por su lado, asegura que el destino de esta tecnología es particularmente promisorio en países como Venezuela, donde la heterogeneidad de especies de flora y fauna “es inmensa. Si eres agricultor y algo se está devorando tus cultivos, en el futuro tendrás un aparato que al tocarlo con el tejido de algún organismo vivo, sabrás lo que es y buscarás el mejor mecanismo de control de esa plaga. El código de barras del ADN revolucionará la ciencia de la biodiversidad” reflexionó.

El reto continúa

Más de 150 personas asistieron al Simposio Internacional Herramientas moleculares para el estudio de la biodiversidad. Estudiantes, profesionales, investigadores y gestores públicos representaron a las siguientes instituciones: Centro de Investigaciones de Virosis Hemorrágicas y Enfermedades Transmisibles de Guanare, Instituto Botánico de Venezuela, Instituto de Estudios Avanzados; fundaciones La Salle y para el Desarrollo de las Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; ministerios del Poder Popular para el Ambiente y la Educación; Zoológico El Pinar, Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela; y universidades Bolivariana de Venezuela (UBV), Central de Venezuela (UCV), Carabobo (UC), de Los Andes (ULA), de Oriente (UDO), del Atlántico (Colombia), del Zulia (LUZ), Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez), Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr) y Simón Bolívar (USB).

Además de Paul Hebert (Canadá) y Christian Brochmann (Noruega), participaron como ponentes los especialistas Jérôme Chave y Pierre Taberlet, del Centro Nacional de la Investigación Científica de Francia; Alfried Vogler, del Imperial College de Londres (Inglaterra); Eric Coissac, de la Universidad Joseph Fourier de Francia y, Jesús Mavárez, del Ivic. El programa se dividió en dos partes: código de barras de ADN y taxonomía y, genética ambiental. En la primera, se expusieron los avances en la identificación de árboles amazónicos, el diseño de muestreos en estudios de códigos de barras de ADN y la iniciativa para la cartografía de la diversidad neotropical. En la segunda, se mostraron los beneficios del código de barras ambiental para la identificación en masa de animales y plantas, las ventajas de la bioinformática, y los adelantos en materia de reconstrucción de ecosistemas árticos pasados y presentes basada en códigos de barras de ADN de muestras de suelo.

Daniel Lew, jefe de la Unidad de Biodiversidad del Ivic (BiodiVen), informó que esta dependencia tiene la responsabilidad de colaborar con la gestión de la diversidad biológica en nuestro país mediante el “acopio de información, la generación de conocimientos, la difusión y la formación de talento humano. Este es un tema complejo desde el punto de vista técnico, pero la masiva asistencia revela que hay mucha gente interesada, y celebramos el haber podido contribuir con el fortalecimiento de esta línea de investigación que cada día será más indispensable para nuestro desarrollo como país megadiverso”.

Con esta actividad, finaliza el Programa de Apoyo a la Conservación de la Biodiversidad en Venezuela, desarrollado desde hace dos años por el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, a través del Ivic con aportes de la empresa Total Venezuela S.A., en el marco de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (Locti). A partir de este momento, “se abre una nueva etapa para BiodiVen. Ratificamos nuestro compromiso y firme disposición de seguir apoyando las iniciativas nacionales de investigación, sistematización, análisis y documentación para la conservación, uso y aprovechamiento sustentable de la diversidad biológica, como condición necesaria para garantizar la vida digna de esta y de las generaciones por venir”, aseveró Lew.


No hay comentarios:

Publicar un comentario